¡Cómo puede simplemente hablar unas pocas palabras con alguien (especialmente alguien que querés) volver a hacer vibrar el sentimiento al punto de hacerte soñar con ella!
Eso es lo que me pasó esta madrugada, trataré de acordarme de lo más que pueda…
Soñé con ella. Con la niña de mis poesías. Soñé que estábamos en mi casa, juntos, parece que era una suerte de reunión pero que nosotros estábamos aparte de las demás personas. Estábamos solos en una parte que se parecía a mi pequeño jardín, y al cabo de un rato de plática (que no me acuerdo ni papa que estábamos hablando), nos dimos un beso cuál nunca he sentido en mi corta vida, porque tenía todo lo que se podía pedir: Tenía amor, tenía cariño, tenía deseo.
Luego recuerdo que le pregunté si sería el único que recibiría, como queriendo decir que no había nada hablado entre nosotros, éramos lo que somos ahora, simplemente amigos; o que había alguien más entre nosotros, alguien con quien ella si tenia algo; o eran las dos opciones…
Me respondió que no, que solamente era el primero de muchos que sucederían, que me amaba de nuevo, que quería que cultiváramos de nuevo lo que yo dejé morir y ella terminaba de matar. Le hice la propuesta y aceptó, de nuevo nos besamos… y desperté.
Eran cerca de las cinco de la mañana, y desperté tan apaciblemente, aunque con el sabor agridulce de saber que fue sólo un sueño, y haciendo, entre dormido y despierto, la reflexión con la que empecé este escrito: ¡Como solo unas palabras con la persona que querés te hacen soñar con ella!
Regresé a dormir un rato más con la esperanza de pescar de nuevo el sueño que acababa de tener, pero no volvió. Y ya no se si en realidad quiero que se haga verdad, porque cada día se ve más lejos, más fría, con menos comunicación, ya la veo menos, y parece que a pesar de todo lo que pasó anteriormente con su intento de relación, sigue estando ahí.
Cada vez más parece que sólo en sueños podría vivir esto otra vez, que la realidad en nada se compara a lo que pasó en esta madrugada, por lo menos no ahora. Ahora dormiré con la esperanza que regrese la vivencia de esa tarde imaginaria de invierno en mi casa, con ella vestida de color rosa, y con sus labios en los míos, diciéndome que me ama. Talvez volverá… un día.
Eso es lo que me pasó esta madrugada, trataré de acordarme de lo más que pueda…
Soñé con ella. Con la niña de mis poesías. Soñé que estábamos en mi casa, juntos, parece que era una suerte de reunión pero que nosotros estábamos aparte de las demás personas. Estábamos solos en una parte que se parecía a mi pequeño jardín, y al cabo de un rato de plática (que no me acuerdo ni papa que estábamos hablando), nos dimos un beso cuál nunca he sentido en mi corta vida, porque tenía todo lo que se podía pedir: Tenía amor, tenía cariño, tenía deseo.
Luego recuerdo que le pregunté si sería el único que recibiría, como queriendo decir que no había nada hablado entre nosotros, éramos lo que somos ahora, simplemente amigos; o que había alguien más entre nosotros, alguien con quien ella si tenia algo; o eran las dos opciones…
Me respondió que no, que solamente era el primero de muchos que sucederían, que me amaba de nuevo, que quería que cultiváramos de nuevo lo que yo dejé morir y ella terminaba de matar. Le hice la propuesta y aceptó, de nuevo nos besamos… y desperté.
Eran cerca de las cinco de la mañana, y desperté tan apaciblemente, aunque con el sabor agridulce de saber que fue sólo un sueño, y haciendo, entre dormido y despierto, la reflexión con la que empecé este escrito: ¡Como solo unas palabras con la persona que querés te hacen soñar con ella!
Regresé a dormir un rato más con la esperanza de pescar de nuevo el sueño que acababa de tener, pero no volvió. Y ya no se si en realidad quiero que se haga verdad, porque cada día se ve más lejos, más fría, con menos comunicación, ya la veo menos, y parece que a pesar de todo lo que pasó anteriormente con su intento de relación, sigue estando ahí.
Cada vez más parece que sólo en sueños podría vivir esto otra vez, que la realidad en nada se compara a lo que pasó en esta madrugada, por lo menos no ahora. Ahora dormiré con la esperanza que regrese la vivencia de esa tarde imaginaria de invierno en mi casa, con ella vestida de color rosa, y con sus labios en los míos, diciéndome que me ama. Talvez volverá… un día.
Martes, Junio 23, 2009
This obra by Walter Ulises Castillo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
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que lindo walter, te felicito!!! super especial!! Jenny
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