Pude ver hace unos días dos diferentes sentimientos en dos diferentes personas y que provocaron en ellas la misma reacción: Llanto.
Con la primera, experimenté algo que ya varias personas me habían dicho sobre el momento en el cual leían algo que yo les había escrito para alguna ocasión especial o simplemente para decirles algo. Que lo que yo escribo a veces hace hasta rodar las lágrimas (espero que por lo bien que escribo, no por otra cosa…).
Me dijo, al terminar la lectura, un “gracias” con un inmenso nudo en la garganta y comenzó a llorar… Me contó sobre una situación sobre la cual yo había tomado parte, y sabía como se sentía con respecto a la amistad, qué se recibe, qué se espera y quienes están ahí a pesar de todo. Lloró un poco más sobre mi hombro, le dije que la quiero, nos tomamos un par de fotos y me despedí… Me agradeció mi amistad, y me fui...
Dos días después sucedió la segunda, la cual no me esperaba. Llegué simplemente porque sentí que debía esperarla, y mi corazonada no se equivocó.
Le pregunte que le pasaba ya que llegaba con un semblante de tristeza combinada con enojo, cuando siempre su semblante es de sonrisa. Al principio no me quería decir nada, pero empezaron las lágrimas a rodar y me preocupe más porque no sabía en realidad porque estaba así.
Me contó que eran problemas en una materia con su grupo de trabajo, que estaría a punto de perder esa nota final… La abracé y reclinó su cabeza en mi pecho, y soltó completamente su sentir. Ella antes me había contado que no le gusta mostrar lo que siente, sobre todo cuando esta triste, no le gusta mostrarse así porque ella es la que da ánimo a otros, pero a veces los que animamos también necesitamos enfrentar nuestra debilidad.
Por la noche ella me escribió agradeciéndome por haber estado allí en el momento indicado para ella. Me llamó “su pañuelito de lágrimas”.
A mi me encanta saber que puedo ser de ayuda para alguien cuando lo necesita. Cuando necesita simplemente ser escuchado, cuando necesita sólo un hombro donde recostar su cabeza y llorar, cuando necesita un apoyo, un consejo… Me encanta saber que puedo ser, y soy de ayuda; que me buscan cuando me necesiten. Me encanta saber que cuentan conmigo, esperando así sea conmigo. Me encanta ser un “pañuelito de lágrimas”.
Con la primera, experimenté algo que ya varias personas me habían dicho sobre el momento en el cual leían algo que yo les había escrito para alguna ocasión especial o simplemente para decirles algo. Que lo que yo escribo a veces hace hasta rodar las lágrimas (espero que por lo bien que escribo, no por otra cosa…).
Me dijo, al terminar la lectura, un “gracias” con un inmenso nudo en la garganta y comenzó a llorar… Me contó sobre una situación sobre la cual yo había tomado parte, y sabía como se sentía con respecto a la amistad, qué se recibe, qué se espera y quienes están ahí a pesar de todo. Lloró un poco más sobre mi hombro, le dije que la quiero, nos tomamos un par de fotos y me despedí… Me agradeció mi amistad, y me fui...
Dos días después sucedió la segunda, la cual no me esperaba. Llegué simplemente porque sentí que debía esperarla, y mi corazonada no se equivocó.
Le pregunte que le pasaba ya que llegaba con un semblante de tristeza combinada con enojo, cuando siempre su semblante es de sonrisa. Al principio no me quería decir nada, pero empezaron las lágrimas a rodar y me preocupe más porque no sabía en realidad porque estaba así.
Me contó que eran problemas en una materia con su grupo de trabajo, que estaría a punto de perder esa nota final… La abracé y reclinó su cabeza en mi pecho, y soltó completamente su sentir. Ella antes me había contado que no le gusta mostrar lo que siente, sobre todo cuando esta triste, no le gusta mostrarse así porque ella es la que da ánimo a otros, pero a veces los que animamos también necesitamos enfrentar nuestra debilidad.
Por la noche ella me escribió agradeciéndome por haber estado allí en el momento indicado para ella. Me llamó “su pañuelito de lágrimas”.
A mi me encanta saber que puedo ser de ayuda para alguien cuando lo necesita. Cuando necesita simplemente ser escuchado, cuando necesita sólo un hombro donde recostar su cabeza y llorar, cuando necesita un apoyo, un consejo… Me encanta saber que puedo ser, y soy de ayuda; que me buscan cuando me necesiten. Me encanta saber que cuentan conmigo, esperando así sea conmigo. Me encanta ser un “pañuelito de lágrimas”.
Martes, Junio 23, 2009
This obra by Walter Ulises Castillo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
No se me hace extraño que seas un pañuelito de esos, es una de tus grandes y mas reconocibles caracteristicas, creemelo las lagrimas de tu amiga cayeron en tierra fertil, y nada mas te hacen mas rico en corazon.
ResponderEliminarTE QUIERO AMIGO. Bsitos.
Diana.