Este es el Castillo de Cartas


Un castillo de cartas.
Frágil, si piensa en el que está hecho de naipes.
Interesante, si piensa en uno hecho de epístolas.
Este cae en ambas descripciones.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Lewart y la Economía, Parte II

Llegó el día esperado y la presión agobiaba a Lewart como rara vez en su vida lo había sentido. Tenía el ferviente deseo de no dejar que ese fuera el último día de esta temporada de estudio, y con más dudas que certezas comenzó su día.

Llegó a las 16:30 hrs y aun no se visualizaba siquiera una solución de tiempo, ya no digamos de dinero… Una buena amiga le había dicho que intentara una vez más pedir un poco más de tiempo, y de nuevo él con más dudas que certezas platicó con la encargada de ese departamento en su centro de estudios.

-¿Y cuándo va a pagar?- le preguntó con un tono como si ella fuera la dueña del lugar. Él le explicó que necesitaba un tiempo más para poder ver de reunir el dinero para cumplir con el requerimiento y ella le dijo que lo intentara, que le llevara una solicitud pero que el tiempo, si es que era aprobada, no sería mucho.

Raudo llegó a una interminable fila de estudiantes impacientes por pagar su tributo al centro de estudios, por suerte, un compañero de clases estaba ya cerca del principio de la fila y le cedió el paso ya que esperaba a alguien más. Compró su solicitud (ya que ahí nada es gratis), la llenó y la entregó. –Mañana revise la resolución- añadió la encargada.

A la mañana siguiente, Lewart no se aguantaba por que llegara la tarde y le dijeran que su petición había sido concedida. Llamó a las 15:30 hrs y le dijeron que su solicitud todavía estaba pendiente de aprobar, que esperara a más tarde o al día siguiente. Su impaciencia y su ansiedad se hacían cada vez más grandes y al mismo tiempo su fe en que las soluciones serían provistas a tiempo crecía. Esa tarde le había llegado una bendición del extranjero, poca pero un avance monetario, y la persona que lo atendió al teléfono esa tarde le dijo que muchas cuentas ya habían sido eliminadas pero que la suya estaba aun activa y funcionando, además de haberse encontrado a un antiguo compañero del mismo lugar el cual le dijo que las resoluciones las darían el día siguiente. Muchas razones para empezar a creer que Dios empezaba a obrar.

Llegó el día siguiente y Lewart no espero esta vez al atardecer para consultar si había ocurrido una solución de tiempo a su contrariedad. Llamó esta vez a las 10 de la mañana y después que quien lo atendió se equivocara de alumno y lo asustara un poco, le dijo que su petición había sido aprobada, contaba con 2 SEMANAS MÁS para poder juntar el dinero y hacer su entrada de manera correcta al registro.

En ese momento agradeció la solución a Dios, y le pidió que terminara su obra que había empezado, pensó en que esta es una victoria temporal, una batalla ganada, mas no la guerra, pensó en que faltará ver qué sucede dentro de dos semanas, pero también se quedo con más seguridad, con más fe y entendiendo que esa presión que padeció, cual jamás había pasado fue para que reaccionara, como la sabiduría de su madre se lo dijo.

Ahora busca obtener la siguiente batalla, y pone su fe en Dios mucho más que la última vez.

Jueves, Septiembre 3, 2009


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