Este es el Castillo de Cartas


Un castillo de cartas.
Frágil, si piensa en el que está hecho de naipes.
Interesante, si piensa en uno hecho de epístolas.
Este cae en ambas descripciones.

sábado, 21 de agosto de 2010

Aluciné, o te vi.

Era septiembre. Y Lewart iba a la universidad más temprano que de costumbre. Le había dado un "no se qué" por llegar a tiempo a su clase, no sin antes pasar por los centros de computo del campus, para revisar su mail y las redes sociales en las que apenas entraba en ese entonces, dada su situación económica que no le permitía tener una conexión a Internet domiciliar.

Eran las 14:00hrs y se bajó del autobús que lo deja frente al campus. Caminó como siempre, rumbo a la pasarela que está en esa esquina, para poder cruzar al lado de la calle donde esta el campus. Subió las escaleras, y al llegar a la parte de arriba vió a alguien que se le hacía familiar.

Ella venía desde el otro lado de la calle, sobre la pasarela. Y desde lejos Lewart tuvo esas dudas que siempre pasan por la mente cuando no estás seguro si es en efecto quien crees que es o simplemente una mala pasada de los sentidos.

Ya más de cerca su camiseta parecía confirmarselo. Era de esa red social en la que el hace un par de meses había entrado, aunque no lo había prestado mucho interés. Pasó junto a él. Y él no dijo nada.

Lewart volteó la cabeza con rostro de interrogante y desconcierto, y simplemente pensó para sí mismo "¿Habrá sido ella?". E hizo una imagen mental de ese par de segundos que la vió, la hizo cuadrar con la imagen que había visto de ella, ató cabos obvios, y en el camino de la pasarela al centro de computo resolvió que inequívocamente, era ella.

Buscó una computadora, y le envió un mensaje. No hubo respuesta.

Lewart sentía una admiración por ella, la cual simplemente había surgido de la nada. Y despues con el tiempo, aunque no hubo una respuesta en texto, hubo una respuesta en realidad. Ella simplemente hizo perder el contacto, quizas por el mensaje, quizas no.

Y él aún recuerda ese momento, riendo entre dientes, y aún guarda ese mensaje, esperando si habrá un día respuesta a ese encuentro fugaz, sin iniciar e inconcluso.

Sábado, Agosto 21, 2010


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