¡Cuántas cosas pueden cambiar en un año! Hace exactamente un año, Lewart pudo al fin, obtener un empleo para poder salir adelante con sus deudas, sus estudios, y ¿por qué no?, también sus gustos que en ese momento se volverían posibles de agradar.
La empresa donde comenzó a laborar, le pareció agradable, y a pesar de lo que muchos digan, tiene sus cosas buenas estar ahí. Que tiene sus ratos malos, que tiene sus cosas desagradables, que tiene esos días especiales en que simplemente se piensa “¿qué rayos hago aquí?”, pero que aún después de todo eso, Lewart lograba encontrarle aún sentido y gracia a seguir en ese lugar.
Ha obtenido muchas cosas que por sí mismo, o con ayuda de sus padres, no hubiese conseguido. Y sigue adelante. Persiste, y sabe que lo hace porque ha hecho mucho con lo que ha recibido en esa compañía, al efectuar una labor estresante, pero que tiene un componente que, al final, es el que lo llamó a estar laborando ahí.
Planea seguir en ese lugar, a menos que algo extraordinario suceda, y que este sea el trampolín monetario para nuevos horizontes en breve. Dejar una excelente presencia, y referencia, y partir hacia lo que realmente quiere hacer en la vida. Aprender lo más que se pueda, y aplicarlo en la vida, aunque muchos le digan que en ese tipo de lugares, poco o nada puede aplicarse en la vida real, o en un “trabajo real”.
Gusta de estar ahí, y seguirá ahí por un tiempo largo, si Dios se lo permite, así como le permitió llegar en primer lugar a ese trabajo.
Domingo, Noviembre 7, 2010
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