Este es el Castillo de Cartas


Un castillo de cartas.
Frágil, si piensa en el que está hecho de naipes.
Interesante, si piensa en uno hecho de epístolas.
Este cae en ambas descripciones.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Sencillez

Sólo basta verte entre la multitud y sobresales entre todas.

No por ostentar lujos, ni por tener una altura privilegiada, o una belleza demasiado llamativa y casi falsa; lo haces simplemente por tu sencillez.

Por esa sonrisa que no se puede fingir de ninguna manera, por ese cariño que me das y que sé que no puede ser falso, por tu linda manera de andar que es simplemente especial para mí, aunque parezca como una entre las demás para todos.

Eres la personificación de mis ideales, eres la mujer casi perfecta para mí. Y que bueno que no eres perfecta, porque esos defectos, que no son defectos para mí, te hacen más bella en tu sencillez de corazón.

Te quiero, te anhelo, te deseo, desde mucho tiempo hace, y tu lo sabes, y te gusta saberlo. Y es que me encanta todo de ti, de pies a cabeza, tu interior y tu exterior. Tu silueta curvilínea, rellena de cariño a tu manera, el cual he podido entender en estos años que he tenido el placer de conocerte, y que me llena a mi cuando lo recibo, aunque no sea de la manera que quiero. Tu como amiga, yo queriendo algo más. Y aún no se podrá…

Eres sencilla para mí, y tu sencillez me hace amarte más. Me hace que no te olvide, hace que aparezcas en los momentos menos esperados como un faro lejano, en el océano triste y nocturno de mi soledad… Y sigo en ruta a este, aunque su luz cada vez se desvanezca más, y parezca necesario migrar a otro puerto seguro…

Tu sencillez ata aún a mi corazón, y no sé por cuanto tiempo más lo hará… Lo que suceda dictará su fecha de caducidad, o su boleto a la eternidad.

Sábado, Noviembre 20, 2010

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