Llegaron a casa después de aquella cena romántica. Era ya de madrugada. Ambos estaban cansados por aquella ajetreada, pero bonita noche que habían pasado. Desde la algarabía con los amigos, hasta llegar a un momento sólo para los dos.
Estaba oscuro, y únicamente una tenue luz iluminaba aquella estancia donde se sentaron a platicar.
En medio de aquella plática amena, entre risas y anécdotas, un beso tímido surgió entre ellos. No hubo resistencia, mas hubo apoyo. Y ambos frentes entraron en dulce batalla.
Una cosa llevaba a la otra, y un beso llevaba a otro más; y ambos se sentían bien, como si hubiesen estado esperando por este momento desde siempre.
Ella empezó a desabotonar su camisa, y él tuvo un sobresalto que la inquietó. - ¿Qué te pasa? - le preguntó ella. - Ha pasado tanto tiempo, y, pues, había olvidado cuán especial es esto, y ahora, confieso que casi ni recuerdo como hacerlo, y complacerte.
Ella lo miró con una inmensurable ternura, como cuando una amiga comprende todo, cuando te conoce bien. Lo tomó de las manos, y no dijo una palabra. Ella sabía que un gesto valía más que mil palabras. Antes que siguiera hablando, ella lo calló con sus labios, lo abrazó, y desató la pasión que él llevaba contenida, y la suya tambien, contenida por largo tiempo.
Olvidaron que él había olvidado, y recordaron cómo se sentía ser uno con el ser amado, y se alegraron, y se gozaron, y durmieron felices, uno al lado del otro, soñando con el que tenían cada uno a su lado, y esperando que jamás el amanecer los despertara de este dulce sueño de pasión.
Sábado, Enero 15, 2011
This obra by Walter Ulises Castillo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
Cuando se ama de verdad, nunca se olvida y los recuerdos son el alimento más importante del alma de toda persona... las formas para demostrar amor son particulares y especiales...
ResponderEliminarBonita entrada...