Este es el Castillo de Cartas


Un castillo de cartas.
Frágil, si piensa en el que está hecho de naipes.
Interesante, si piensa en uno hecho de epístolas.
Este cae en ambas descripciones.

martes, 17 de abril de 2012

Abril 17, 2009

Efeméride que no es de interés mundial: Un día como hoy hace tres años abrí una cuenta en Twitter la cual, como he dicho en posts anteriores, dejé tirada meses antes de regresar y hacerla vicio.
Después de todo este tiempo se aprenden y se viven muchas cosas a través de esta herramienta que acerca personas y opiniones, y que de igual manera las aleja en ocasiones.
Ya don Raúl ha escrito algunas cosas que aprendió en Twitter (en las cuales estoy de acuerdo en muchas), y debo agregar algunas otras que gente excelente que he conocido me ha enseñado, de manera directa o indirecta.

Aprendí que se ve mejor un RT con un +1 nada más (en el tiempo que no había nada más que RT manual),  que las lágrimas con alegría son de lo mejor, que se siente bien cuando escribís algo para alguien y ese alguien sabe que es suyo y lo marca como favorito, que se pueden soplar nubes con fuerza y que lo del sellito y la estrellita en la frente no pasa con el tiempo del kinder, que no soy el único que a veces piensa que Twitter le cambió la vida (aunque suena exagerado al final).
Aprendí que las pedradas que te tiran duelen, a pesar que al final se perdonan cuando se reconoce el error, aprendí que soy un adicto a Twitter (porque me lo han dicho ya varias veces), que los culpables de los egos crecidos son "los sobalevas que les dan paja", que @carolein121 cumple años este día también (¡FELICIDADES!), que parece que todos quieren darme fuego pero es en buen plan, que parece que soy disciplinado en lo que hago porque así dicen los demás que es.
Aprendí que en una liga (o grupo, como quiera llamarle) se pueden encontrar personas que siendo sinceras son grandes y especiales apoyos en lo que se necesite, que se puede extrañar a alguien sin conocerle en persona, que "añomío de cuchitura" significa algo bueno, que las comparaciones son odiosas e inevitables, que si uno hace ver un error queda como el malo, que los puños de letras son buenos para enamorar, que la locura no es mala para los demasiado cuerdos, que no hay que sufrir de antemano.
Aprendí que se puede reír de tanto amor, que dormir es para los que no tienen mucho que recordar, que mis madrugadas pueden llegar a tener dueña, que no estoy solo en la lucha contra los trabajos en grupo que nos hacen sufrir, que no hay nostalgia peor que añorar lo que jamás sucedió, que hoy no es nada más que el mañana del ayer, que prefiero ser como soy antes de ser otra cosa, que no precisa estar en el mismo lugar para disfrutar de un buen momento juntos, que hay que decir "te quiero" cuando se siente.
Aprendí que se puede hacer una llamada telefónica desde el pasado hacia el futuro, que se puede hablar cosas random a montones cuando hace un frío terrible y estás viajando de noche en la cama de un pick-up, que a pesar de todo (aunque con límites) se puede practicar la tolerancia ahí, que el cariño no se exige ni se reclama sino que se gana, que amor es escribir una carta a mano y enviarla por correo tradicional, que se puede hacer feliz a alguien con detalles, detalles y más detalles.

Los favoritos de Twitter me han recordado todo esto que  he aprendido en tres años de la gente que he seguido. He encontrado amigos sin igual, gente excelente, obtenido experiencias que de otra manera quizá no hubiese logrado, apoyos desde lugares inesperados y personas inesperadas. Lo bueno y lo malo de la vida multiplicado por dos, porque no todo es bueno.

Al final, como mi bio ahí dice: Escudriñándolo todo y reteniendo lo bueno, gracias a Dios.

Y espero seguir así. Gracias a todos.

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